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Si bien la menstruación es un proceso natural y no puede ser vista en sí misma como un problema, si existen un conjunto de factores o condiciones alrededor de esta que si podrían ser vistas como límites o problemas, en este caso, nos referimos a la falta de recursos e instalaciones para gestionar el ciclo menstrual de manera saludable e higiénica.

Para gestionar la menstruación en forma higiénica y con dignidad, es indispensable que las mujeres y niñas tengan acceso a agua, saneamiento e higiene (WASH) en casa y en lugares públicos como escuelas y lugares de trabajo. Necesitan un lugar seguro y privado para cambiarse los productos sanitarios; agua limpia y jabón para lavarse las manos, el cuerpo y productos sanitarios; y las instalaciones para eliminar de forma segura los productos sanitarios usados o un lugar limpio para secarlos si son reutilizables. Y es que muchas de ellas no tienen acceso a los recursos ni instalaciones necesarias para mantener una buena higiene menstrual, lo que puede provocar diversos problemas de salud, afectar su rutina y actividades diarias u ocasionar problemas en la autoestima.

El agua es un recurso fundamental para la higiene menstrual. Es necesario para lavar las manos antes y después de cambiar los productos sanitarios, así como para limpiar los genitales. Sin embargo, muchas mujeres alrededor del mundo no tienen acceso a agua limpia y segura, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones y enfermedades. Por ello, es importante que se promueva el acceso al agua potable y se fomente su uso para la higiene menstrual.

La falta de estos recursos, mismos que son necesarios para gestionar de forma adecuada la menstruación, se le conoce en la actualidad como pobreza menstrual y según cifras del banco mundial, “afecta a 500 millones de mujeres y niñas en todo el mundo”.


Así también, cuando hablamos de la ausencia de recursos para gestionar la menstruación nos encontramos con que el mismo nos trae un conjunto de problemas, siendo los más visibles las complicaciones que ocasiona en la salud y la vergüenza menstrual, mismos que afectan las actividades diarias de las mujeres; es por esto que organizaciones, como unicef nos habla de la necesidad de satisfacer las necesidades de higiene de las adolescentes y mujeres, categorizando la falta de recursos para satisfacerlas como un problema de derechos y dignidad humana, como también de salud pública.

Por último, la higiene es esencial para mantener una buena salud menstrual. Las mujeres deben cambiar sus productos sanitarios con regularidad y lavarse adecuadamente para evitar infecciones y otros problemas de salud. Sin embargo, muchas veces no tienen acceso a productos sanitarios adecuados o no saben cómo usarlos correctamente. Es importante que se promueva el acceso a productos sanitarios de calidad y se eduque sobre su uso correcto.

Para atender esta realidad lo primero que debe hacerse es derrumbar los estigmas que existen alrededor de la menstruación y tratarlo como un proceso natural, así también, son necesarias las instalaciones sanitarias adecuadas, la concientización y educación en cuanto  a estos temas y la accesibilidad a productos sanitarios.


En resumen, el agua, saneamiento e higiene son fundamentales para la higiene menstrual. Es necesario que se promueva el acceso a recursos adecuados y se eduque sobre su uso correcto para mejorar la calidad de vida de las mujeres y prevenir problemas de salud. Como sociedad, debemos trabajar juntos para garantizar que todas las mujeres tengan acceso a los recursos necesarios para mantener una buena higiene menstrual.

Fuente: CAWST,(2013).Guía de Salud e Higiene Menstrual. Disponible en: https://www.cawst.org/services?gclid=CjwKCAjwkLCkBhA9EiwAka9QRjkCMMpwAMJ9TJSqK5g9SLmcTuqL__9-j9drhEpkjDd14z7d9QAT7xoCOXMQAvD_BwE